domingo, 3 de noviembre de 2013
DERRIBANDO A JERICÓ
Día 63
No
solo tenían que pelear con un gran ejército sino que frente a ellos estaba un
gran muro, el muro de Jericó. Todo
parecía imposible, cuando sintió que estaba solo, y que las circunstancias eran
más grandes que las promesas que Dios le había al joven Josué; al lado de él
estaba parado el ángel de Jehová, el príncipe de su ejército celestial, recordándole
todas y cada una de las palabras que desde el cielo se dijeron para Israel.
Pensamos que por el hecho de estar atravesando grandes
circunstancias y que no sentimos el mover de Dios, estamos solos. Dios nunca
falla a sus palabras, su promesa está latente y viva para cada uno de
nosotros. Cuando más fuerte es la tormenta es cuando más cerca está Dios para
darnos fuerzas. No abandonó a Gedeón, no lo hizo con Agar cuando estaba en el
desierto con su hijo Ismael, no dejo hundir a Pedro cuando dudo en las aguas,
no creas que te dejara a ti. Dios permanece fiel.
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